Richaun Holmes, en cuarentena tras sobrepasar los límites de la burbuja

Por Ariel Cabral

¿Los jugadores pueden pedir comida a un proveedor externo? Sí. ¿Pueden salir de la burbuja para recogerla? No. Esto último es justo lo que ha hecho el jugador de los Sacramento Kings Richaun Holmes, quien ahora deberá pasar hasta 10 días en cuarentena por haberse saltado las normas establecidas por la NBA para el correcto funcionamiento de la burbuja de Orlando.

“Después del inicial periodo de cuarentena, de manera breve y accidental sobrepasé los límites del campus para recoger un pedido de comida. Actualmente me encuentro en cuarentena y me restan otros ocho días así. Me disculpo por mis acciones y espero unirme a mis compañeros para pelear por un puesto en playoffs”, comenta el pívot en un comunicado oficial a través de Twitter.

Lo ocurrido con Holmes puede ser claro ejemplo del mayor miedo por parte de la Liga. Entendiendo que todos los miembros de los equipos que entran en la burbuja lo hacen con resultado negativo en sus pruebas, cualquier fuga y posterior contagio supondría un enorme contratiempo para el desarrollo del final de la temporada. La NBA ha preparado una serie de normas con las que esperan que el contacto con los trabajadores de Disney World no exista, por lo que entienden que si todos los jugadores cumplen con el protocolo no debería haber problemas. La cuestión es que llevan una semana escasa en la burbuja y ya hay quien no lo respeta.

El de Holmes supone el segundo caso de un jugador que no cumple las normas. Poco antes conocimos que el jugador de los Houston Rockets Bruno Caboclo también se encuentra aislado para una cuarentena de 10 días. El caso del pívot de la franquicia de Texas es diferente, ya que su fallo estuvo en abandonar la habitación cuando aún no tenía permiso para ello. Caboclo aseguró que desconocía tal regla, pero desde la NBA recalcan que se ha explicado a todos el funcionamiento de la burbuja y que es algo que debía saber.

Estos dos casos no deben ser tomados por algo que pudiese convertirse en hábito. Los jugadores parecen haber llegado a Orlando conscientes de que no pueden errar si quieren que todo concluya con final feliz. Pero claro, conseguir que nadie se equivoque ni una vez, sobre todo al principio, cuando hay que acostumbrarse a una nueva realidad, tampoco es sencillo.

Fuente: Nbamaniacs.

 

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