Por Glovis Reyes Aglón
El autor es catedrático en la UASD, psicólogo y orientador.
La República Dominicana es azotada de manera frecuente por tormentas, ciclones y otros tipos de fenómenos naturales que generan desastres que dejan secuelas terribles en los sectores más vulnerabilizados de la sociedad.
Además de las cuantiosas pérdidas materiales que produce el impacto de estos huracanes y tormentas, las consecuencias psicosociales que provocan estos fenómenos en las ciudadanas y los ciudadanos afectados y sus familiares, es sumamente relevante.
Indefectiblemente que cuando una familia pierde de manera súbita su vivienda o partes de sus ajuares, su hacienda, su producción agrícola o sembradío, o uno de sus miembros, esa familia sufre fuertes impactos psicosociales que hay que tomar en consideración.
Sin embargo, a pesar del avance logrado por los organismos de socorro y la creación de diversas instituciones por parte del Estado que coadyuvan con la mitigación de desastres, poco se ha hecho por el diseño e implementación de una política que tenga como propósito desarrollar programas y jornadas de apoyo a las personas afectadas para su pronta recuperación psicoemocional producida antes, durante y después del fenómeno.
De manera permanente se produce un despliegue de recursos humanos y materiales para preservar la vida a las personas en situación de riesgo.
Mientras que, no se percibe el uso de profesionales de la conducta humana y concientistas sociales para la recuperación emocional de las personas, muchas veces, niños, niñas y personas adultas mayores.
La irritabilidad, la ansiedad, el pánico, el estrés, la melancolía, la depresión y la desesperanza son partes de los problemas psicosociales que afectan a las familias que viven en situación de peligro en tiempos de desastres.
La recuperación rápida de la salud mental de las familias afectadas permitiría que estas se integren, con ánimo, orientación y motivación a las tareas de construcción y rescate de sus hábitats promovidos por los organismos de socorro y el Estado.
Con estas ideas quiero alertar a las entidades responsables de llevar a cabo la política de gestión y mitigación de desastres en la República Dominicana, para que diseñen y ejecuten un programa integral que tome en cuenta a profesionales de la psiquiatría, la psicología, la orientación, la sociología, la antropología y educadores y educadoras en general para el logro de la rápida recuperación emocional de los afectados y afectadas por los frecuentes fenómenos naturales, permitiendo así su rápida integración social para el bien de la familia, la comunidad y el país.