Hace 50 años que una niña contestataria e inconformista, que detestaba la sopa, llegaba a España desde su Argentina natal y enamoraba a los apasionados del cómic con sus ganas de cambiar el mundo. Se llamaba Mafalda.
Esta nena irreverente surgida de la mano de Joaquín Salvador Lavado Tejón, más conocido como «Quino», aterrizó en España gracias a la Editorial Lumen, y concretamente a su fundadora Esther Tusquets, que la publicó en su sello fruto del rechazo de otro gran editor, Carlos Barral, quien consideró que no encajaba en su línea editorial.
Así lo recuerda a Efe Lola Martínez de Albornoz, la editora de Lumen, que acaba de lanzar «El amor según Mafalda», un tratado sobre el más amplio sentido de este sentimiento que tan bien describe, analiza y expresa esta pequeña de populosa melena con un lazo rojo que parece dulcificar la ironía, sarcasmo y sabiduría que rellena cada bocadillo que sale de su boca.
«Esther Tusquets ya conocía a Mafalda porque Miguel Visor se la había ensañado, y tuvo un golpe de suerte con ella. En la Feria de Fráncfort, Visor se la enseñó a Carlos Barral y éste dijo que no encajaban en su línea editorial, pero su mujer le preguntó por qué no se las ofrecía a Esther para Lumen», cuenta.
«Esther se tiró en banda a publicarla y en 1970 empezó haciendo una tirada pequeña inmediatamente, aunque nunca pensó que llegaría a ser un éxito comercial», indica Martínez de Albornoz sobre el origen en España de Mafalda.
Una popularidad que, según cuenta también Tusquets en sus memorias, fue para la editorial Lumen uno de sus dos «pilares» junto a la publicación en España de Umberto Eco, quien casualidades de la vida fue el editor que llevó a Mafalda a Italia, donde la conocen como «la contestataria».
Fuente: EFE.