Las dietas milagro, un mal aliado para eliminar los kilos del confinamiento, pueden constituir en la mayoría de los casos “no sólo un fraude sino también un serio peligro para la salud”, según la FEN, ya que “carecen de base científica y en muchos casos exageran propiedades y efectos que no son evidentes ni probados”.
Esta fundación advierte que la obsesión por adelgazar por razones estéticas es una realidad en la sociedad actual, y perder peso se ha generalizado incluso entre aquellas personas que por su índice de masa corporal (IMC) podrían considerarse con peso normal.
Por este motivo, se han extendido las dietas y remedios adelgazantes, accesibles a cualquier persona, y cuya utilización indiscriminada puede provocar a menudo serias complicaciones.
Estas dietas milagro limitan ciertos alimentos y las cantidades que se pueden consumir, ingiriendo menos calorías para perder peso “pero también reduciendo los nutrientes, lo que puede originar verdaderas carencias de minerales y vitaminas”, indica la FEN.
La clasificación de las dietas milagro
Según su supuesta eficacia, las dietas milagro o mágicas se pueden clasificar en:
Hipocalóricas desequilibradas: aquellas que contienen un muy bajo contenido en energía, pero cuya distribución nutricional es desequilibrada.
Disociativas: se basan en la teoría de que los alimentos no engordan por sí mismos, sino al consumirse según determinadas combinaciones; se puede comer de todo, pero no durante la misma comida.
Excluyentes: basadas en eliminar de la dieta algún nutriente.
Dietas psicológicas: utilizan estrategias psicológicas para conseguir reducir el consumo calórico.
Otras dietas milagro o mágicas serían las monodietas, las dietas líquidas y las ‘dietas sin fundamento’.
En general, se trata de dietas desequilibradas – en algunos casos extremas – cuyos efectos secundarios pueden implicar trastornos metabólicos, neuropsíquicos, alteraciones gastrointestinales e incluso pueden ocasionar cetosis y problemas renales.
Fuente: EFE.