Más allá de ser un dilema médico que podría conducir al diseño de mejores anestésicos, el mecanismo de la anestesia puede estar relacionado con la forma en que dormimos, la naturaleza de la conciencia y las condiciones relacionadas con estos estados.
La primera demostración exitosa de un anestésico para generar una pérdida de conciencia fue en 1846. Posteriormente, los investigadores observaron que la potencia de los anestésicos está relacionada con la solubilidad en los lípidos, que están presentes en las membranas de las células del cuerpo.
Esto condujo a la “hipótesis de los lípidos” de la acción anestésica general, pero, precisamente, cómo los cambios en los lípidos de la membrana generan inconsciencia sigue siendo un misterio.
No obstante, un estudio reciente publicado en la revista PNAS, describe el mecanismo que hay detrás de la anestesia general en detalles. Un hecho sin precedentes.
El mecanismo propuesto se basa, pero no es específico, en la interrupción de grupos heterogéneos de lípidos llamados balsas lípidicas. Esto desencadena la apertura de canales iónicos y, en última instancia, impide que las neuronas se disparen.
En el estudio, utilizaron una combinación de microscopía a nanoescala, estudios celulares y experimentos en moscas de la fruta, un organismo modelo sorprendentemente poderoso en neurociencia.
De esta forma, primero expusieron las células al cloroformo, un anestésico potente que los médicos ya no usan debido a sus efectos secundarios. Observaron lo que sucedió utilizando un microscopio “capaz de visualizar complejos biológicos más pequeños que los límites de difracción de la luz”.
Fuente: Noticias en Salud.