Santo Domingo.- Oliver García y varios de sus compañeros latinos se quedaron boquiabiertos cuando la organización de los Piratas de Pittsburgh les anunció la cancelación de los entrenamientos de primavera de las Ligas Menores del béisbol profesional estadounidense debido a la pandemia de coronavirus.
A mediados de marzo pasado, el aumento en los casos de COVID-19 obligó a los equipos a detener las prácticas y enviar a casa a sus jugadores, a la espera de la evolución de la pandemia.
El resultado fue, justo el 30 de junio, la cancelación definitiva de la temporada de las ligas menores de 2020. La primera vez que esto ocurría desde su fundación en 1901. “Nosotros no sabíamos lo que estaba pasando cuando el equipo decide cerrar los entrenamientos. Me sentí muy mal por eso.
Estaba bien preparado y quién sabe si al final (de la temporada de las Grandes Ligas) me hubiesen llamado (al equipo grande)”, dijo García a Efe desde su apartamento en Nueva York. Este lanzador relevista dominicano de 22 años, cuatro de ellos en los circuitos menores, se entrenaba en la Florida para integrarse al Greensboro, equipo de Clase A media de los Piratas con sede en Carolina del Norte.
Él es uno de los “afortunados” que lograron conservar su trabajo con sus equipos, que despidieron a decenas de jugadores, muchos de ellos latinos.
“He escuchado que solo seguirán pagándonos hasta finales de julio; si eso ocurre no tendré más remedio que salir a trabajar. Tengo un hijo de 3 años en San Francisco de Macorís (noreste dominicano) y pago el alquiler de la casa de mis padres allá”, afirmó García, quien dice aprovechar la apertura en Nueva York para entrenar en un estadio cerca de su vivienda.
Fuente: EFE.