Varios vehículos del servicio de protección vigilan día y noche el acceso a la residencia de Joe Biden en un barrio adinerado de Wilmington, una ciudad del estado de Delaware a imagen de la campaña presidencial del candidato demócrata: tranquila y discreta.
Ninguna de las casas lujosas del vecindario tienen en sus cuidados jardines uno de esos carteles electorales que numerosos estadounidenses ponen delante de su domicilio para dejar claras sus preferencias políticas.
El gran dispositivo de seguridad desplegado ante el número 1209 de la calle Barley Mill es lo único que hace intuir que, tal vez, el futuro del país se está decidiendo en esa casa rodeada de árboles.
Desde que la pandemia de covid-19 lo obligó a hacer campaña desde el sótano de su casa, Biden, de 77 años, solo ha abandonado el hogar en un puñado de ocasiones y nunca se ha alejado demasiado.
Demi Kollias recuerda haberlo visto por última vez a principios de marzo en su hamburguesería, Claymont Steak Shop, famosa en la ciudad y uno de los lugares a los que acude a menudo el exvicepresidente. Como en cada una de sus visitas, Biden se sacó fotos con el personal del restaurante.
“Es muy amable, amistoso, simpático y agradable. Le habla a todo el mundo”, cuenta la dueña del lugar, que da por hecho que su célebre cliente está “frustrado” por no poder hacer una campaña normal.
Fuente: EFE.